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martes, 17 de marzo de 2015

Quiero aprender del mundo.

"Ya no quiero aprender en un aula. Quiero viajar y hablar con gente y aprender de esa manera. Quiero aprender a medida que avanzo en el viaje, reuniendo conocimiento sin ser evaluad@ sobre ello. No quiero perder la pasión por las cosas que me gustan por culpa de la preocupación por los exámenes. Quiero alimentarme de fragmentos de conocimiento que gano de la genta y de ser curios@. El colegio me ha robado la pasión por las cosas en las que estoy interesad@ y lo odio por eso."
 No quiero tener que memorizar cómo cultivan las tribus africanas, quiero viajar a África y lanzar yo misma las cenizas al aire. No quiero ver un dibujo y repetir como un loro las partes de la catedral de Santa Sofía, quiero viajar a Estambul y observar cada piedra mientras camino por sus pasillos. No quiero escribir una carta a un amigo inglés que no tengo para que la lea un/a profesor/a (¡tengo que hablarle de forma coloquial y confiada a un mayor al que debo respeto!), quiero viajar a Inglaterra, conocer a alguien y hablar con él/ella. 
 Estoy agradecida porque podamos tener una educación, y me encanta aprender, pero incluso con mis ansias de conocimiento no tengo toda la motivación que necesitaría para aguantar todos los días el instituto. Tener que levantarme antes de que amanezca, para que en clase me entere de poco, ya sea por el dolor de cabeza y mareo que tenga o porque tengo unos cuantos profesores pésimos. En muchas asignaturas tengo la sensación de que estoy perdiendo el tiempo porque no estoy comprendiendo nada mientras lo explican, así que luego en casa me lo tiene que explicar de nuevo mi madre si no quiero suspender, pero es que son cosas que ¡no me van a servir para nada en la vida! y estoy perdiendo el tiempo intentando comprenderlas mientras podría estar estudiando cosas que van a marcar mi futuro. Odio que le den la misma importancia; pensar en que Educación Física pueda bajarme la media de manera que no me den la beca para estudiar bachillerato en E.E.U.U., Canadá, Reino Unido o Irlanda, uno de los propósitos por los que estoy luchando ahora en mi vida, me da ganas de romper una ventana con la cabeza. En serio, ¿de qué me va a servir saber cómo hacer un plan de entrenamiento con mancuernas correcto para hacer justicia en el mundo?

 Por esos pocos profesores que no te hacen desear tener fiebre. 

 Otra de las razones por las que odio tanto el colegio es la gente. Odio no poder concentrarme en un libro o en mis apuntes porque tengo alrededor personas molestando, empeñadas en ridiculizar cada cosa que haga o que ni me dejen hacer lo que me gusta, porque no lo comprenden. Que tengamos que estar más atentos a lo que hacen y piensan otras personas que a nuestro aprendizaje, es triste. Así va el mundo. 

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